En mi vida profesional he creado productos banales, ya sean de alta tecnología o destinados al uso cotidiano, pero siempre he tenido en cuentas las formas agradables, las medidas proporcionadas, en definitiva, que fueran lo más ergonómicos posible. El arte plástico es la sublimación de la creatividad de las formas, de la combinación de colores y de la aplicación de las texturas.
Este mismo arte se puede extrapolar a la arquitectura que, a lo largo del tiempo, como ocurre con el arte individual, se ha ido adaptando a las tendencias y a las técnicas. En la fotografía, las artes escénicas y audiovisuales, el ballet y otras disciplinas, como en el circo moderno, el arte se mezcla con el movimiento y el resultado es un agradable sincronismo de combinaciones artísticas.
Si añadimos la música, que como arte principal nos regala los oídos con sinfonías maravillosas, tenemos un ejemplo de lo que nuestros sentidos pueden percibir para recrearse con todo el conjunto.
Me fascina mucho el arte y la belleza artística. Tanto, que cuando quiero hacer algo intento darle un sentido especial. Un ejemplo son los perfumes de Ultramar, donde cada fragancia ha sido elegida con especial esmero, al igual que cada parte del envase: el tapón de madera de haya y el cartón natural que lo contiene todo.
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