Hay momentos especiales en los que podemos hacer un poco de todo con tal de disfrutar de la vida y de las pequeñas cosas que tenemos cada día a nuestro alcance. Por ejemplo, tomar una cerveza. Las hay de tantos tipos… tostadas, ligeras, claras o negras, no podríamos terminar todas las variedades y marcas que el mercado nos ofrece. En verano son muy refrescantes y sacian la sed a la vez que nos deleitan mientras las degustamos.
En nuestra tierra no solemos hacer el aperitivo durante la semana. El horario laboral no nos lo permite. Sin embargo, en otras zonas estas prácticas se convierten en auténticas ceremonias a las que, sabiamente, no renuncian por nada del mundo. El mediodía es un buen momento para la distensión. Las ocasiones para aprender cosas nuevas como cocinar, pintar o cualquier otra actividad que rompa la monotonía del día a día, son también especiales.
Si bien ha quedado científicamente demostrado que fumar no es bueno para la salud, hay un placer y un arte del que disfruto esporádicamente; saborear un buen cigarro lentamente, sin dejar caer la ceniza. Esto no puede ser malo…
Hacer algo de deporte cuando nos sea posible: gimnasia, golf o cualquier otra modalidad, nos ayuda a destensar los nervios y el pensamiento a la vez que nos aporta beneficio físico. La vida está llena de buenas cosas y momentos que pueden ser únicos.
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